¿Es que no la ves? ¿No ves como agacha la cabeza cuando alguien habla de ti? No, no la ves tronco. No la has visto llorar todas esas noches. No tienes ni puta idea de las horas que ha malgastado pensando en qué hizo mal. Pero la culpa no es de ella tío. La culpa es tuya. Porque tampoco veias como te miraba cuando estabais juntos, no oias como le temblaba la voz cuando te decía que te quería. Tenía miedo ¿sabes? Miedo a que le hicieras daño. Porque no te das cuenta de que todo el mundo decía que tú eras un hijo de puta más, y ella repetía una y otra vez que no, que eras diferente. Y acabó pegándose la hostia de su vida.
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