29 julio 2013

Lléname.

Te fumaste un cigarro y te fuiste. Solo un 'adios'. Ni siquiera tuve tiempo para despedirme. Cerraste la puerta y nunca volví a verte. No se con certeza cuanto tiempo estuve mirando aquel cigarro consumido, apagado, tuyo. Tampoco se cuantas horas pasé mirando la puerta, como esperando a que volvieses y dijeses que había sido un error. Pero no lo hiciste. Y recuerdo que esa noche pasé la mayor parte del tiempo sentada, mirando el lado de la cama donde tendrías que haber estado tú. Pero no estabas, y el vacío se me hizo insoportable. Irónico eh, los dos lados izquierdos vacíos, el de la cama y el de aquí adentro. Y ojalá volvieras a llenarlos cariño, ojalá.

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