Por volver a escuchar tu risa de niño pequeño, que ni siquiera ha cambiado. Misma melodía, mismo tono, pero diferente motivo. Supongo que es por eso por lo que nunca volveré a tener ese sonido de fondo. El sonido de las tardes recorriendo las calles, juntos. A veces con tu mano en mi cintura, a veces envolviendo la mía. Pero siempre a mi lado. Caminando hasta que necesitábamos parar de lo cansados que estábamos. Y con el sol o la luna mirándonos, lo que fuera, todos mirando. Llamábamos la atención. Siempre conseguías contagiarme tu risa. Quizá fue por esas tardes por lo que aguantamos todo lo que vino después. Supongo que nos alimentamos de esas risas pasadas, de esos momentos en los que nos miraban por lo felices que eramos, me atrevo a decir que incluso nos envidiaban. ¿Sabes? Decían que deberíamos estar cansados de estar todo el día juntos. Yo me reía, porque hablaban sin saber. No sabían que tú eras la única persona que nunca me había fallado. Porque no eras solo alguien con quien compartir risas, besos, buenos momentos. No, no fuiste solo eso, porque diles las veces que con un nudo en la garganta te dije que te necesitaba. Cuéntales como tú entonces me abrazas y decías que ahí estabas. ¿Cómo iba a cansarme de eso, si aun a día de hoy sigue echando de menos cada momento que viví contigo? Ya fueran buenos, o malos. Ya fueran risas, o lágrimas. Y mírame, tú me has cambiado, he acabado creyendo en todas esas mierdas de eso a lo que aun no me atrevo a nombrar como lo que es, amor. Porque si, hablemos de amor, yo te quise ¿sabes? Aun lo hago, porque ¿cómo dejar de querer a alguien con quien has compartido tanto? No se puede, simplemente no se puede. Pero como todo, se acabó torciendo. Me niego a poner escusas. Tal vez no nos entendimos, tal vez todos ellos tenían razón y era demasiado bonito para ser verdad. Aunque lo fue, se que lo fue, como también se que no volverá a ocurrirme algo así, no como aquello. Porque estuviste cuando más necesitaba oír esas tonterías como que todo iría bien. Y es que sabía que no era verdad, que nada iba a ir bien, pero tú hiciste que todo fuese menos mierda. Y me ayudaste a levantarme antes de que la gente se diera cuenta de que había caído.
30 julio 2013
Domingos desde nuestra ventana.
Hubo un tiempo en el que los domingos estaban hechos para no salir de la cama. Con la ventana abierta, nos llegaba el ruido de la calle, la gente, el tráfico de los coches. No se, quizá no prestaba demasiada atención a lo que ocurría allí afuera. Supongo que porque para mi en ese momento solo estábamos tú y yo. Ajenos al mundo. Con cara de recién levantados, despeinados, sonriendo. Tal vez eran esas sonrisas de tontos lo que nos delataba. Y es que te juro que cada vez que nos mirábamos estaba segura de que solo existíamos tú y yo. Y es curioso porque no pensé que todo esas fantasías que estaba acostumbrada a leer, esas historias de película, nunca imaginé que escondieran algo de verdad. La verdad que veía en esos mismos ojos, los tuyos, cuando me miraban. Pero como todas esas historias fantasiosas, todo lo que un día me dio la esperanza de haber conseguido construir algo que pensé que ni existía, acabó quedándose en un cuento con final. Y no feliz precisamente, aunque siempre he opinado que no hay finales felices, porque un final, ya en si, es triste solo por el hecho de que termina algo. Hablo del nuestro al menos. Tardé tanto tiempo en admitir que había acabado. Supongo que pensé que diciendolo en alto se convertiría en algo real, ignorando que ya era un hecho. Tú te habías ido, y los domingos siguieron estando hechos para no salir de la cama, pero con el lado izquierdo vacío no era lo mismo. No es lo mismo. Y últimamente paso tanto tiempo mirándo por la ventana, observando a la gente que camina una tarde cualquiera de domingo. Y te busco entre todos ellos. Pero no apareces. Y ya no queda nada de las sonrisas de tontos, ya no quedan nada de esos días en los que tú y yo no pertenecíamos al mundo.
29 julio 2013
Lléname.
Te fumaste un cigarro y te fuiste. Solo un 'adios'. Ni siquiera tuve tiempo para despedirme. Cerraste la puerta y nunca volví a verte. No se con certeza cuanto tiempo estuve mirando aquel cigarro consumido, apagado, tuyo. Tampoco se cuantas horas pasé mirando la puerta, como esperando a que volvieses y dijeses que había sido un error. Pero no lo hiciste. Y recuerdo que esa noche pasé la mayor parte del tiempo sentada, mirando el lado de la cama donde tendrías que haber estado tú. Pero no estabas, y el vacío se me hizo insoportable. Irónico eh, los dos lados izquierdos vacíos, el de la cama y el de aquí adentro. Y ojalá volvieras a llenarlos cariño, ojalá.
19 julio 2013
Es él o tú.
Y llega el momento en el que tengo que decidir entre él o yo. Entre su felicidad o la mia. Entre perderle a él o perderme a mi misma. Y adivina qué he decidido. Si tío, he vuelto a elegirte a ti antes que a cualquier otro, incluso antes que a mi misma. Porque chico, por ti caigo mil veces, a ti te dejo que me la lies cuando quieras. Y seré gilipollas, pero una gilipollas que va a luchar hasta el final por ti, por volver a ser nosotros, y no tú o yo.
17 julio 2013
Y acabó pegándose la hostia de su vida.
¿Es que no la ves? ¿No ves como agacha la cabeza cuando alguien habla de ti? No, no la ves tronco. No la has visto llorar todas esas noches. No tienes ni puta idea de las horas que ha malgastado pensando en qué hizo mal. Pero la culpa no es de ella tío. La culpa es tuya. Porque tampoco veias como te miraba cuando estabais juntos, no oias como le temblaba la voz cuando te decía que te quería. Tenía miedo ¿sabes? Miedo a que le hicieras daño. Porque no te das cuenta de que todo el mundo decía que tú eras un hijo de puta más, y ella repetía una y otra vez que no, que eras diferente. Y acabó pegándose la hostia de su vida.
14 julio 2013
Ninguno como él.
Ha pasado el tiempo. Has borrado todos los mensajes, su número de móvil, las fotos, incluso has dejado de escuchar ciertas canciones solo porque te recordaban a él. Has seguido con tu vida, has salido e incluso has conocido a otros chicos. Has sonreido, has bailado, has hecho el tonto, has ligado, vacilado, te has divertido. Hasta parece que le has superado. Y es entonces, cuando crees que le has olvidado, cuando aparece. Le vuelves a ver, con esa sonrisa que tantos problemas te ha traido. Con esa camiseta que le queda tan jodidamente bien. Sigue oliendo igual. Con solo mirarte te ha descolocado tía. Y de repente te das cuenta de que por mucho tiempo que pase, por mucho que sonrías o por muchos tíos que conozcas el va a seguir liándotela con solo una sonrisa. Porque cuando pienses que es pasado, volverá, te mirará, y a la mierda lo de empezar de cero. Y es que chica, no va a haber otro como él. Saldrás con mil tíos, te sonreiran, incluso te harán feliz, pero ningún otro va a crear ese puto desorden tan jodidamente perfecto. Ninguno va a cambiarte los planes ni a romperte los esquemas. Ninguno como él.
12 julio 2013
No sabes lo que tienes hasta que la ves sonriéndole a otro.
11 julio 2013
Nuestros roces.
Tu mano en mi cintura, la mia revolviéndote el pelo. Tus gilipolleces para hacerme sonreir. Eso quién tío. Esa forma de hacerme temblar quién. El brillo en los ojos. Mi nombre de tu boca. Tu sonrisa a centímetros de la mia. Nuestros vaciles. Rozarnos. Escalofríos. Suspiros. Contar los días, las horas para verte. Impaciente. Por verte, por ti. Por volver a tirarte del pelo, por volver a sentir tu mano sobre mi cintura.
07 julio 2013
Qué veias en mi y por qué ya no lo haces.
Sigue doliendo como el primer día Y no se cuando va a parar. No se como avanzar. No se como olvidarme de ti. No tengo ni puta idea de como hacer que desaparezca ese nudo en la garganta cada vez que te veo con ella. O cada vez que veo tu foto, o escucho una canción. Simplemente cada vez que te recuerdo. Porque tú eres mi puto nudo en la garganta. Y necesito que me enseñes como olvidarme de nosotros, de todo lo que fuimos y de lo que nunca seremos, porque se te da de puta madre. Y es que no entiendo que has hecho con todos los 'te quiero'. Con todos los 'nunca voy a dejarte'. Con eso de 'ni puto caso a la gente, aquí importamos tú y yo. Porque tampoco entiendo que veías en mi, solo se que ojalá siguieras viéndolo.
06 julio 2013
Morderme/te el labio.
Le he vuelto a ver. Tenía esa sonrisa que me gustaba tanto pero esta vez la miraba a ella. Llevaba la camiseta que se puso en nuestra primera cita. Y olía como siempre. Pero ahora era ella la que estaba perdida en su cuello. Era ella por la que sonreía. Y me di cuenta de que la miraba como antes solía mirarme a mi. Que putada eh, yo mordiéndome el labio para aguantar las lágrimas y tú mordiéndoselo a ella.